jueves, 13 de febrero de 2014

¿El rincón de pensar? II

La semana pasada tomábamos contacto con el rincón de pensar. Llegamos a la conclusión de que en realidad la finalidad última de esta técnica es sacar al niño de una situación divertida y llevarlo a otro lado donde no hay tantas posibilidades de diversión. A partir de ahí hay algunos matices que hacer:

Ya se sabe que en esas edades el poder de la imaginación es muy grande, por lo que si l@ dejamos demasiado tiempo en el rincón de pensar o, como antes hacían, cara a la pared, al final va a encontrar una forma de distraerse. El que no ve dragones en el gotelé, está imaginando cosas o recuerda algo que le ha pasado. No hay unas pautas concretas, algunos recomiendan que pasen en el rincón un minuto por cada año que tenga. 5 años, 5 minutos. En nuestra opinión hay que fijarse en cómo le afecta, el objetivo es sancionar lo que ha hecho apartándolo de la diversión. Si ha pasado tanto tiempo en el rincón que ya se está divirtiendo, no tiene sentido que siga ahí. Es mejor dejarlo ir.

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¿Qué pasa si va al rincón de pensar, al minuto desobecede y vuelve a las andadas? Bueno, la primera opción sería volverlo a sacar de esa situación y llevarlo de nuevo "a pensar". Se le puede llamar la atención más firmemente diciéndole que si no puede estar "pensando", igual ya no puede volver a jugar. Con ese aliciente muchos se quedan quietos. Si, tras insistirle, vuelve a las andadas es que esa técnica ha perdido potencia. Bien por cómo la hemos aplicado anteriormente o bien por las características del niño, entonces habría que proceder de otra manera. En ese caso tendríamos que conocer mejor la situación particular.

A menudo nos comentan los papás y las cuidadoras asombradas, cómo niños muy pequeños al castigarlos en el rincón de pensar dicen en seguida: "Ya he pensado". Comentan: "¡Es imposible que les haya dado tiempo a pensar nada!". Y es que claro, ya han aprendido lo que tienen que decir para que les dejen ir a jugar. Se saben la contraseña.

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En definitiva, haciendo balance, se trata de aburrirse. No hace falta que esté sentado, no hace falta que este 30 minutos pensando, ni que nos diga lo arrepentido que está. Consiste en que tras hacer algo que no corresponde, se pierde seguir haciendo lo que quiere y se le pone en una situación en que, como no hay nada, no puede interactuar. Porque un niño por encima de todo, lo que quiere es jugar.





* Imagen extraída de charhadas.com
** Imagen extraída de kidszone.es 


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