viernes, 28 de febrero de 2014

La educación en las nuevas tecnologías

Un tema muy demandado en nuestras formaciones para los AMPAS es el referido a las nuevas tecnologías. La verdad es que hay un desconocimiento bastante grande sobre las bondades y los peligros que tiene Internet o el móvil. En el teléfono móvil, por ser de uso más cotidiano, parece que no se aprecia los peligros que acechan. Las familias tienen mucho más miedo a Internet. "Es que se sientan con el ordenador y yo no sé que están mirando". Algunos padres consultan el historial (la lista de páginas web que se han visto desde el ordenador), pero claro tampoco esa es la solución ya que en poco tiempo nuestros estudiantes aprenden a borrarlo.

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Hoy en día es impensable dejar de lado Internet, tanto en la versión móvil como en el ordenador. No se le puede dar la espalda a este otro mundo que abre la puerta al futuro laboral, a la formación, al conocimiento, al tiempo libre... Está en nuestro día a día. Prohibirlo es retrasar un contacto con ese mundo que va a llegar. En ocasiones esa prohibición genera más ganas de tenerlo y cuando se tiene se usa sin control. La edad a la que iniciarse en las nuevas tecnologías la pone la familia, nosotros aconsejamos, sea la edad que sea, la formación. Es fundamental tener unas precauciones en el uso de las nuevas tecnologías.

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En este sentido es importante la privacidad, no poner cualquier foto o hacer un comentario sin pensar. Porque hoy en día todo queda registrado, toda la información que mandamos deja una huella. Es importante tener esto en cuenta para que cuando vayan a buscar trabajo y el responsable busque su nombre en Internet no encuentre fotos inadecuadas. 

En cuanto a amenazas hay bastantes pero el remedio para ellas es muy básico: proteger la intimidad. Porque dentro de 10 años igual no es tan graciosa esa foto en la que salía con los amigos de fiesta "desinhibid@s", esa foto insinuante que envió al chico que quería seducir en ese momento o un comentario inadecuado en el perfil de facebook. El tiempo pasa para todos, menos para Internet que lo recuerda todo.

* imagen extraída de tecnomarketingnews.com
** imagen extraída de muycomputer.com

viernes, 21 de febrero de 2014

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Muchas familias nos hacen la misma pregunta: "¿cómo sé cuándo algo que le pasa a mi hijo necesita la ayuda de un psicólogo?" "Es que le pasa esto, ¿no se da cuenta que necesita ayuda?".
No se suele tener muy claro cuándo buscar ayuda. Y en realidad, igual que cuando te duele la cabeza, empieza un catarro fuerte o te das un golpe,  la respuesta es bastante sencilla: cuando sea algo que se escapa a tu control o está causando más perjuicios que beneficios. Aún hay mucha gente que es reacia a acudir a los psicólogos o a cualquier profesional para buscar ayuda. Y es porque no ven que igual que el médico cura, el psicólogo también cura.  Uno se encarga de lo físico y el otro de esas otras dificultades que aunque no te duele nada, no te dejan llevar una vida tranquila.

Por otro lado aún en nuestros días no se suele ver la ayuda de psicólogos, trabajadoras sociales... como algo normal. "Yo no estoy loco", "a mi no me va a lavar la cabeza" o "a mi no me van a quitar a mi hijo" "yo no necesito que venga nadie a mi casa", en el caso de unos y otras. La realidad, al menos la que plantemos desde el equipo, es que no se va aconsejar nada que no suponga un beneficio para la persona. Para ello no juzgamos, no buscamos quién está loco o quién tiene la culpa. Comprendemos que la situación que están viviendo es desagradable y buscamos con nuestros conocimientos la solución más satisfactoria.
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Y ¿cuánto durará? ¿Debo ir siempre? La duración de la intervención la pone la persona que acude. En general cuando uno se encuentra bien, y es capaz de hacer frente a la situación o la angustia ha desaparecido, puede abandonar la intervención. Aunque no se debe caer en el error de dejar la intervención a la mínima mejoría. Es un error bastante común el abandonar antes de tiempo y las consecuencias son bastante graves. En este sentido es como cuando uno se quita la escayola antes de tiempo porque ya no le duele, se quita el engorro de llevarla pero sin una correcta rehabilitación va a volverse a dañar. Por ello no está de más contar con la opinión del profesional, ya que en contadas excepciones un problema va a requerir una intervención de por vida.

Para nuestro equipo lo importante es darle una solución al problema. En ese sentido damos la ayuda cuando se necesita, damos estrategias para que cada uno pueda enfrentarse a la situación y cuando la persona está preparada le dejamos que coja las riendas, abandonando la intervención. Como todo, depende de los profesionales que una experiencia enriquecedora se transforme en una molestia o un agobio. Es importante elegir un buen profesional. Toma la riendas.

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* imagen extraída de pedagogiadelaalegria.blogspot.es
**  imagen extraída de today.ucla.edu

jueves, 13 de febrero de 2014

¿El rincón de pensar? II

La semana pasada tomábamos contacto con el rincón de pensar. Llegamos a la conclusión de que en realidad la finalidad última de esta técnica es sacar al niño de una situación divertida y llevarlo a otro lado donde no hay tantas posibilidades de diversión. A partir de ahí hay algunos matices que hacer:

Ya se sabe que en esas edades el poder de la imaginación es muy grande, por lo que si l@ dejamos demasiado tiempo en el rincón de pensar o, como antes hacían, cara a la pared, al final va a encontrar una forma de distraerse. El que no ve dragones en el gotelé, está imaginando cosas o recuerda algo que le ha pasado. No hay unas pautas concretas, algunos recomiendan que pasen en el rincón un minuto por cada año que tenga. 5 años, 5 minutos. En nuestra opinión hay que fijarse en cómo le afecta, el objetivo es sancionar lo que ha hecho apartándolo de la diversión. Si ha pasado tanto tiempo en el rincón que ya se está divirtiendo, no tiene sentido que siga ahí. Es mejor dejarlo ir.

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¿Qué pasa si va al rincón de pensar, al minuto desobecede y vuelve a las andadas? Bueno, la primera opción sería volverlo a sacar de esa situación y llevarlo de nuevo "a pensar". Se le puede llamar la atención más firmemente diciéndole que si no puede estar "pensando", igual ya no puede volver a jugar. Con ese aliciente muchos se quedan quietos. Si, tras insistirle, vuelve a las andadas es que esa técnica ha perdido potencia. Bien por cómo la hemos aplicado anteriormente o bien por las características del niño, entonces habría que proceder de otra manera. En ese caso tendríamos que conocer mejor la situación particular.

A menudo nos comentan los papás y las cuidadoras asombradas, cómo niños muy pequeños al castigarlos en el rincón de pensar dicen en seguida: "Ya he pensado". Comentan: "¡Es imposible que les haya dado tiempo a pensar nada!". Y es que claro, ya han aprendido lo que tienen que decir para que les dejen ir a jugar. Se saben la contraseña.

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En definitiva, haciendo balance, se trata de aburrirse. No hace falta que esté sentado, no hace falta que este 30 minutos pensando, ni que nos diga lo arrepentido que está. Consiste en que tras hacer algo que no corresponde, se pierde seguir haciendo lo que quiere y se le pone en una situación en que, como no hay nada, no puede interactuar. Porque un niño por encima de todo, lo que quiere es jugar.





* Imagen extraída de charhadas.com
** Imagen extraída de kidszone.es 


jueves, 6 de febrero de 2014

¿El rincón de pensar? I

  
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Esta entrada la vamos a dedicar al famoso castigo del rincón de pensar. A raíz del popular programa de televisión Supernanny, se ha puesto bastante de moda el aplicar esta técnica cuando los niños hacen alguna trastada. Por una parte es muy positivo que un programa de televisión dé a conocer diversas técnicas educativas, ya que así muchas familias ven cómo pueden reaccionar ante situaciones similares de los suyos. Pero por otra parte al no conocer el funcionamiento del rincón de pensar, o de otras, puede ser que cada uno lo aplique a su manera. En resumen, aunque todos ven el mismo programa cada uno lo hace como cree que se tiene que hacer.

  Nos hemos encontrado con casos en que nos comentan "uy pues le digo: -Al rincón de pensar. Y aún no me he dado la vuelta y dice: -Ya he pensado"; "no si yo le digo que vaya al rincón de pensar pero al rato miro y esta jugando con las cosas que se inventa", y varios más... En definitiva el rincón de pensar no consiste tanto en que piense lo arrepentido que está sino en que se aburra. 

  En las edades en las que se suele aplicar esta forma de castigo, normalmente por debajo de los 10 años, nuestros niñ@s no tienen la capacidad para razonar y buscar respuestas a sus actos. ¿Por qué lo has hecho? La respuesta que podrían darnos es: porque quería, porque me apetecía. No controlan tanto su comportamiento, están más a merced de su voluntad. En ese sentido son mucho más desinhibidos y presa de sus emociones. Se lo están pasando bien y se dejan llevar. Por eso precisamente se aplica el rincón de pensar, para sacar al niño de una situación divertida y ponerlo en una situación que no lo es tanto. Sentarse a pensar. Consiste en apartarlo del disfrute.
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   ¿Cuánto tiempo tiene que estar? ¿Tiene que estar sentado? ¿Cuando deja de estar en el rincón? ¿Qué pasa si en ese momento se va a jugar? Hay bastantes matices que hacer para entender bien cómo aplicar con éxito el rincón de pensar. Los incluiremos la semana próxima en la segunda parte. De momento lo importante es saber que no consiste tanto en que nos argumente lo arrepentido que está como en que se aburra.









* (imagen extraída de blogs.20minutos.es)
** (imagen extraída de escuelaenlanube.com)