En estos días estamos presentando un proyecto fascinante sobre cómo potenciar el aprendizaje a través del control de las emociones. Lo que en su día se le llamó inteligencia emocional (la capacidad que tenemos para gestionar nuestras emociones y no caer presa de ellas), un concepto innovador y sorprendente, ha sido incluido dentro de un enfoque mucho más amplio como es el de "conciencia plena" o mindfulness. ¿Cómo aplicarlo en la escuela?
Alrededor de 14 o 15 años de nuestras vidas, como mínimo, los pasamos estudiando. Como siempre, hay compañeros a los que les va bien y otros a los que no tanto. ¿Cómo sería posible que todos sacaran todo su potencial? Lo que han revelado las últimas investigaciones sobre el tema es la importancia que juegan las emociones en nuestro aprendizaje. Antes se pensaba que la inteligencia iba por un lado y las emociones por otro, pero no. Un niño que está enfadado, triste o excesivamente eufórico es presa de sus emociones, y si no sabe gestionarlas le van a impedir aprender. Consiste, esencialmente, en que seamos capaces de ponerle un límite para poder seguir con nuestra vida, con nuestros aprendizajes.
La mayoría de problemas que nos encontramos como profesionales, están relacionados con el comportamiento en la escuela. Por defecto o por exceso. Niños que son constantemente molestados e insultados, víctimas de sus compañeros, y niños que no son capaces de controlarse, yendo de un lado para otro sin atender a nadie. Los resultados respaldan que con tan solo 30 minutos al día durante 2 semanas de trabajo en mindfulness hay un aumento en los comportamientos altruistas, tienen más predisposición a trabajar en equipo y son más compasivos. Mejora notablemente el ambiente del aula y los niños entran en una dinámica enriquecedora en la que se expresan con todo su potencial.
Por eso queremos hacer extensible este proyecto a todos nuestros lectores que puedan estar interesados: AMPAs, directores, jefes de estudio y familias. Es esencial empezar a incluir este trabajo personal en la escuela para favorecer un desarrollo integral de los niños. No se trata de ser más inteligentes sino mejores personas.
Por eso queremos hacer extensible este proyecto a todos nuestros lectores que puedan estar interesados: AMPAs, directores, jefes de estudio y familias. Es esencial empezar a incluir este trabajo personal en la escuela para favorecer un desarrollo integral de los niños. No se trata de ser más inteligentes sino mejores personas.