jueves, 29 de mayo de 2014

¿Cómo potenciar el aprendizaje?


En estos días estamos presentando un proyecto fascinante sobre cómo potenciar el aprendizaje a través del control de las emociones. Lo que en su día se le llamó inteligencia emocional (la capacidad que tenemos para gestionar nuestras emociones y no caer presa de ellas), un concepto innovador y sorprendente, ha sido incluido dentro de un enfoque mucho más amplio como es el de "conciencia plena" o mindfulness. ¿Cómo aplicarlo en la escuela?

Alrededor de 14 o 15 años de nuestras vidas, como mínimo, los pasamos estudiando. Como siempre, hay compañeros a los que les va bien y otros a los que no tanto. ¿Cómo sería posible que todos sacaran todo su potencial? Lo que han revelado las últimas investigaciones sobre el tema es la importancia que juegan las emociones en nuestro aprendizaje. Antes se pensaba que la inteligencia iba por un lado y las emociones por otro, pero no. Un niño que está enfadado, triste o excesivamente eufórico es presa de sus emociones, y si no sabe gestionarlas le van a impedir aprender. Consiste, esencialmente, en que seamos capaces de ponerle un límite para poder seguir con nuestra vida, con nuestros aprendizajes.

La mayoría de problemas que nos encontramos como profesionales, están relacionados con el comportamiento en la escuela. Por defecto o por exceso. Niños que son constantemente molestados e insultados, víctimas de sus compañeros, y niños que no son capaces de controlarse, yendo de un lado para otro sin atender a nadie. Los resultados respaldan que con tan solo 30 minutos al día durante 2 semanas de trabajo en mindfulness hay un aumento en los comportamientos altruistas, tienen más predisposición a trabajar en equipo y son más compasivos. Mejora notablemente el ambiente del aula y los niños entran en una dinámica enriquecedora en la que se expresan con todo su potencial.

Por eso queremos hacer extensible este proyecto a todos nuestros lectores que puedan estar interesados: AMPAs, directores, jefes de estudio y familias. Es esencial empezar a incluir este trabajo personal en la escuela para favorecer un desarrollo integral de los niños. No se trata de ser más inteligentes sino mejores personas.


jueves, 22 de mayo de 2014

¿Sabe lo que está diciendo?


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Hay muchas veces que mientras hablamos o nos encontramos jugando con nuestros pequeños, de repente, dicen una palabra que puede parecer más grande que ellos. ¿De dónde la habrá sacado? Lo mismo ocurre con los insultos, un día sin esperarlo les oyes decir una palabrota con toda la intención del mundo. ¿Es eso preocupante? ¿Es normal?

Pues bien en este punto se está investigando si realmente cuando hablamos tenemos claro lo que queremos decir o a veces se nos escapan algunas palabras que no venían a cuento. De hecho, lo que se hace es grabar lo que una persona ha dicho, cambiar alguna palabra y dárselo a escuchar a ver si nota el cambio. Y el 85% de las personas no nos damos cuenta de nada raro. Entonces, ¿cómo puede ser que tengamos claro lo que vamos a decir antes de hablar y luego no nos demos cuenta de que nos han cambiado las palabras? 

Pues bien resulta que parece ser que no tenemos tan claro lo que queremos decir antes de hablar. Al principio tenemos una idea, más o menos, de lo que queremos decirle a la otra persona. Pero luego resulta una cosa muy curiosa y es que vamos construyendo el mensaje conforme hablamos. Es decir, tenemos la idea clara pero no las palabras exactas. Por eso nos pasa a veces que incluimos palabras que hemos oído aunque no tienen nada que ver con lo que queremos decir, o nos perdemos en mitad de la conversación y no sabemos de qué estábamos hablando.

En el caso de nuestros pequeños, especialmente en las primeras veces, no hay que asustarse cuando digan una palabra nueva que quizá no entiendan del todo, o una palabrota. Si no está bien se le corrige para que no la vuelva a decir más, pero no hay tomarlo como que sabe lo que está diciendo. Simplemente ha oído esa palabra y prueba a ver si esa es la manera correcta de utilizarla. No la ha dicho con toda la intención del mundo. Y es que realmente así es como aprendemos el lenguaje, jugando con las palabras y viendo el efecto que tienen en los demás.

* Imagen extraída de colegiovirgenmilagrosaoviedo.com
** Imagen extraída de linguisticauv2012.blogspot.com 

jueves, 15 de mayo de 2014

¿Practicas el sexting?

"¿No es verdad Ángel de amor que en esta apartada orilla..." Nada de eso, hoy en día ya no se llevan esas cosas. Estamos en el siglo XXI y el romanticismo queda bastante lejos. Nada de intentar seducir con poesías o frases elaboradas que quieren sorprenderl@ y plasman nuestros sentimientos. Aún queda algo de las miradas cómplices que se utilizaban en los 90 pero por lo general la forma de conquistar a la pareja ha variado mucho en los últimos tiempos. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha hecho posible estar en contacto "inmediato" con un montón de amigos y familiares intercambiando fotos y vídeos. ¿Por qué no utilizarlas para ligar?

En los tiempos que corren hay una nueva manera de conquistar, el sexting. ¿En qué consiste? En hacerse una foto ligero de ropa y enviársela a ese chic@ que tanto nos gusta. Lo hacen tanto las chicas como los chicos, no hay diferencias. Ellos dejan su torso desnudo y se fotografían en pose viril y masculina; ellas, sin embargo, posan en ropa interior sino en topless, insinuantes. Y ya está el paso dado: "ahora si que lo he conquistad@", es lo que piensan. "Con esta pose tan sexy es difícil que se escape". El desenlace puede ser feliz, si acaba en historia de amor (más o menos larga), o puede ser trágico.

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Padres entre avergonzados e impotentes, la misma protagonista de las fotos angustiada, muchos compañeros de clase con un montón de horas de diversión. Quizá si le hubiera gustado no lo habría hecho, pero no le atraía. Le envió la foto a un chico que no quería iniciar una relación con ella y él pensó que sería divertido reenviar esa foto ligera de ropa a sus amigos. Y ahora el problema se ha trasladado al colegio, donde es motivo de burlas y bromas. 

Esta situación es bastante frecuente en nuestros centros, estamos tan conectados a lo tecnológico que es casi como si fuera parte de nosotros. Escribimos y enviamos archivos sin pensarlo dos veces. Y eso nos lleva, tanto a adultos como a adolescentes, a situaciones comprometidas. La solución es bastante sencilla, pensemos antes de enviar algo qué personas pueden acceder a ello. Y es que al final va a resultar que quedar en un café para hablar va a ser más privado que escribirlo en el wasap.


* Imagen extraída de tallerdecartasdeamor.worpress
** Imagen extraída de wmuv.org

jueves, 8 de mayo de 2014

La escalada de ira

¿Por qué cuando empezamos a discutir estamos hablando a un volumen y a los pocos minutos ya empiezan los gritos? A veces es porque no quiere acabarse el plato, porque quiere jugar a la videoconsola y le decimos que no o porque quiere salir hasta más tarde. No importa la causa ni importa con quien, muchas discusiones de pareja también acaban a gritos, el problema es que se crea una tensión que no se resuelve hasta que cada uno se va a una punta de la casa.

Pasemos a analizar la situación. En primer lugar el problema suele ocurrir porque una parte quiere algo y necesita del otro para poder hacerlo. Con niños normalmente suele ser por el juego o la comida, en adolescentes y adultos la situación se complica ya que no solo queremos hacer cosas sino que queremos que nos comprendan. Al decirnos que no, nos frustra, no nos dejan hacer aquello con lo que disfrutamos y nos impiden sentirnos bien. Este malestar, nos ofende y atacamos a la causa del malestar. Entonces eso que se ha pedido de buenas maneras, cuando nos dicen que no, empiezan los aspamientos de brazos y a subir un poquito el tono.
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Los padres más pacientes o en esos días en que estamos más tranquilos, se lleva mejor. Sabes cómo se va a poner pero se lleva. Lo malo es cuando sucede un día en el que no hay tiempo o no es adecuado montar una escena. Entonces como padres nos ponemos más nerviosos porque pensamos "ahora verás como le da el ataquito" y se cumple. Eso como nos provoca malestar hace que nosotros subamos el tono por encima del suyo para hacerle entender que pare. Pero esa subida le irrita más y vuelve a subir el volumen de sus súplicas. Es muy sencillo: chilla, me molesta, chillo, le molesta, vuelve a chillar. Y en esa espiral nos vemos arrastrados hasta que, efectivamente, cada uno acaba en una punta.

Lo más importante de todo el proceso es conocerse y saber en qué punto se está. ¿Soluciones? A veces será conveniente aguantar un poco para que la situación no se dispare y con 4 negativas seguidas en el mismo tono tranquilo suelen darse cuenta de que no hay marcha atrás. Si la situación es social, estamos en un supermercado o con más gente, mejor aplazarlo, el típico: "ahora luego en el coche hablaremos". Y si la situación ha estallado y cada uno está en una punta, mejor dar un tiempo para retomarlo con buenas formas.

* Imagen extraída de cuidartepsicologos.com