jueves, 29 de enero de 2015

¿Cómo te ven los niños?

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La coherencia es la base fundamental de cualquier persona que quiera ser un buen educador. Tanto las personas que se dedican a lo educativo como las que tienen hijos tienen en su mano la capacidad de orientar el crecimiento de los más pequeños. Es curioso ver como sin saber apenas de la vida muchos niños saben qué pueden esperar de los adultos. De hecho con todos no se relacionan igual: con unos pasan más tiempo, a otros solo los quieren para jugar y a algunos pocos les dan un beso en la mejilla porque les obligamos pero no les hace mucha gracia. Estas diferencias se producen por la coherencia de las cosas que hacen esos adultos.

Igual que nos pasa a nosotros, que preferimos relacionarnos con personas estables de las que sabemos cómo son y cómo van reaccionar y huimos en la medida de lo posible de aquellas más inestables e incontrolables. ¿Y eso de donde viene? De las cosas que hacemos en el día a día. Si por subirme al sofá y saltar a veces me riñen y a veces no... si cuanto me riñen a veces es proporcionado a lo que he hecho y a veces es desmesurado... si unas veces me obligan a comerme lo que no me gusta y otras me dejan no probarlo... Nos movemos en una incoherencia que suele provocar inestabilidad, porque no sabemos si lo que hacemos en ese momento está bien o está mal. No depende de nosotros, ni hay una regla de fondo (por ej. no se salta porque el sofá se puede romper, hay que comer de todo para crecer sanos...) si no que depende de las circunstancias.  

Si se puede evitar lo evitamos y los niños que no pueden evitar esas incongruencias acaban asumiendo ese patrón y no saben relacionarse con los demás. Aunque sean niños, los que no tienen unas normas parecidas suelen ser rechazados por los demás. Nadie los quiere como compañeros de juegos porque no saben qué esperar de ellos (a veces ríen y a veces pegan por el mismo motivo). Ese rechazo, junto al modelo educativo incoherente hace de estos niños los más problemáticos. En gran medida porque nunca obtuvieron lo que buscaban que simplemente era coherencia.

Por todo esto, cuando los niños buscan a un adulto para jugar, a otro para rogarle no comer más, a otro para estar tranquilo, etc. Es porque esos adultos son coherentes a los ojos de los niños y saben qué esperar de cada uno. De alguna manera te dan un papel, el de bromista, cariñoso, inteligente, serio, enfadón...

* Imagen extraída de aasp.es

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